"Aquéllas si que eran oposiciones, no las de ahora". La frase se la oí decir hace tiempo a un excelso Catedrático emérito, que según parece superó por propios méritos varias oposiciones a Catedrático en aquellos "gloriosos tiempos" (sic) de la universidad franquista. Y a juzgar por las habituales campañas de prensa que acusan de endogámica a la universidad española actual (menos gloriosa, por lo que parece), cabe pensar que son legión quienes consideran que hubo tiempos mejores en el sistema de reclutamiento de los profesores numerarios. Quienes piensen así deberían leer lo que sigue. Se trata de una carta que, en mayo de 1972, escribió al Ministro de Información y Turismo el historiador Ricardo de la Cierva, a quien el futuro depararía el mérito de convertirse en hagiógrafo de Francisco Franco y su dictadura, entre otras cosas.
La carta se transcribe en las pp. 115-116 del muy recomendable libro de Alberto Reig Tapia, Catedrático de Ciencia Política de la Universidad Rovira i Virgili, titulado Anti-Moa. El original de esta carta firmada por Ricardo de la Cierva se conserva en el Archivo General de la Administración (AGA), Sección Cultura (Caja 448), para escarnio de su autor y de quienes aún le jalean como estandarte de no se sabe bien qué luchas (véase la web oficial del ya anciano de la Cierva, a quien los años no parecen impedirle seguir publicando libros). No menos recomendable sería su lectura para ese tal Moa, que no ha mucho tiempo alababa la contribución de Ricardo de la Cierva a la historiografía hispana en un artículo reproducido en Libertad Digital, conocida publicación que goza de gran predicamento en la extrema derecha española.
NOTA PARA EL EXCMO. SR. MINISTRO. DEPARTAMENTO DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA EN LA UNIVERSIDAD DE MADRID.
Ayer tuvimos una importante reunión en el Departamento de Historia Contemporánea de la Complutense, presidido ahora por Vicente Palacio Atard. Vicente Palacio quiere hablar personalmente con usted sobre este tema, que le adelanto; él está seguro de que usted va a comprenderlo.
Con la jubilación de Jesús Pabón, se plantea toda la estructura del Departamento que, por el tema y por la Universidad, es absolutamente vital. Como la cátedra de Pabón va a trasladarse, casi con seguridad a Vicente Rodríguez Casado, tanto éste como Vicente Palacio están de acuerdo en desdoblar la Cátedra de Historia contemporánea española para que la ocupe José María Jover. Queda la incógnita de la Agregaduría de Historia contemporánea, que está vacante en este momento. Existe el peligro de que, si sale a concurso la ocupe el joven Carreras, ahora agregado en Zaragoza y miembro notorio del partido comunista. En Zaragoza ha provocado graves problemas durante este curso, tras su violenta ruptura con su catedrático Corona Baratech.
El Departamento de Madrid está de pleno acuerdo en pedir a Villar Pallasí que esta Agregaduría vacante se cubra, no por concurso, sino por oposición libre, a la que, naturalmente, me presentaría yo. No se trata, por tanto, de pedir ninguna injusticia ni favoritismo, simplemente conseguir del Ministerio de Educación que en uso de sus atribuciones, ordene que esta Agregaduría de Historia contemporánea de España se cubra por oposición libre, Creo que en este momento estoy perfectamente situado para llevarme esa oposición, ya que 10 de los 12 catedráticos de Contemporánea en España estarían muy bien dispuestos hacia mí.
Sabe usted de sobra cómo estoy de trabajo y las poquísimas ganas que tengo de hacer la cuarta oposición de mi vida. Sin embargo, creo que hay que cerrar el camino, de forma enteramente limpia y legal, a elementos que vayan a obedecer consignas del enemigo. Tanto Palacio como Jover y Rodríguez Casado me animan a que dé ese paso y ellos mismos, como le digo, se van a poner en contacto con usted para que, como profesor de Historia diga algo, si le parece, a Villar. También van a ponerse en contacto con Gonzalo Fernández de la Mora en el mismo sentido.
Si a usted le parece conveniente esta idea, le ruego que la secunde. Aparte de impedir una acción enemiga, creo que un Departamento de Historia configurado como pensamos, podría ejercitar una labor positiva de enorme resonancia.
RICARDO DE LA CIERVA