lunes, febrero 28, 2011

Duros a tres pesetas

Un colega me envía por correo una de las cartas al director que se publican en la edición de hoy del diario El País. La carta, con el título "Bolonia en su justa medida", está firmada un profesor de la Universidad de Granada (Catedrático de Genética, para más señas). Su autor incide en ella en uno de los muchos problemas que ha traído consigo la aplicación del llamado crédito europeo (ECTS en la jerga universitaria). Se lamenta el autor de la carta de que al final se hayan convertido en un mero cambio de moneda, pero no de unidad de valor, toda vez que la presencialidad del estudiante en las aulas no se ha visto aminorada con la llegada de los nuevos planes de estudios. Y es que, en efecto, las universidades en esto, como en otras cosas, han dado muestras de su proverbial capacidad para encontrar el punto flaco de cualquier reforma legal. Y los estudiantes, los que se supone que iban a desarrollar sus fabulosas capacidades de trabajo aprehendidas (que no aprendidas) en la ESO y en el Bachillerato, se han encontrado con que, en la práctica, una asignatura de 6 ECTS equivalen a unas cuatro horas de clase semanales. Para el catedrático de la Universidad de Granada, la necesidad de "blindar" las cargas docentes del profesorado es lo que ha provocado esta conversión de los créditos preboloñeses (aquellos que equivalían a diez horas de trabajo del profesor, y en ocasiones también, del estudiante) a los créditos boloñeses actuales (esos que equivalen entre 25 y 30 horas de trabajo, ahora sí, del estudiante).
Pero en realidad, el mayor problema no es que la presencialidad de las asignaturas sea mayor o menor del 40% del total de créditos, sino al hecho de que la mayoría de los docentes, como ya advertía hace años en este mismo blog que iba a suceder, no han cambiado un ápice su forma de impartir las clases. Han variado las formas (por ejemplo, los proyectos docentes), incluso la jerga al uso (con la introducción del vocabulario reformista), pero en el fondo, dentro de las aulas, pocas cosas han cambiado. Y eso está generando las lógicas frustaciones de aquellos que creímos que Bolonia era una oportunidad para nuestras universidades, más que una amenaza. Los que confiábamos en que era necesario un cambio en la forma de afrontar la docencia universitaria, contemplamos ahora cómo algunos trabajamos más (entre otras cosas por mor de la evaluación continua y la tutorización), mientras que otros siguen trabajando igual de poco. O menos aún que antes. Y los estudiantes de los nuevos Grados, mientras tanto, siguen sin enterarse de qué es Bolonia. A ellos les hemos vendido los duros a tres pesetas y ni se han dado cuenta.

martes, febrero 15, 2011

Maniobra de distracción

La penúltima ocurrencia de Paulino Rivero ha sido ofrecida ayer por la tarde, desde la sede de la Presidencia del Gobierno en Las Palmas de Gran Canaria. Después de entrevistarse con Andreas Schleicher, Director de la División de Indicadores y Análisis de la Dirección de Educación de la OCDE, se descuelga con unas sorprendentes declaraciones, de “profundo calado”, como solo a él le gusta hacer. Ha venido a decir Rivero, buen conocedor del lamentable estado de la enseñanza pública en Canarias, que como no sabe si su política va por buen camino, va a encargar un informe ad hoc a los redactores del celebérrimo informe PISA de la OCDE.
La estrategia de organizar una comisión o encargar un informe es habitual entre aquellos políticos que no toman las decisiones y que pretenden distraer a la ciudadanía con acciones dilatorias. Cuando ya está a punto de concluir su mandato como Presidente del Gobierno de Canarias no es tiempo de encargar informes cuyo precio, por cierto, no ha explicado (pero que excederá con mucho lo que suele pagar CC-ATI a los consulting locales de cabecera), sino de ofrecer los resultados obtenidos por la gestión de su Consejera  Milagros Luis Brito. No hay mejor prueba de la errática política en materia educativa y de la nefasta gestión de la que, sin duda, ha sido la peor Consejera de Educación de Canarias, que la rueda de prensa convocada ayer para comunicar, urbi et orbi, su penúltimo disparate.
Si Paulino Rivero quiere conocer cuál es la situación del sistema educativo canario solo tiene que sentarse con los profesores y profesoras, con las madres y padres de los alumnos. O mejor aún, que se entretenga en releer los titulares de la prensa en estos últimos cuatro años que han sido, con  diferencia, los peores para el sistema educativo de Canarias. Pero sobre todo, lo que Paulino Rivero debería hacer es dejar de hacer demagogia con algo tan importante como es el futuro de Canarias.