Después de un largo, muy largo paréntesis, sin sentarme a escribir para mí y los cuatro (si llegan), que me leen, me decido a no dejar morir de inanición este cuaderno de bitácora. No por nada, simplemente para que estas Scripturae publicae no entren a formar parte de esas estadísticas que dicen que la mayoría de los blogs no pasan de los dos o tres años de vida, y eso cuando llegan a esa edad. Hay muchos temas que me han pasado por la mente para escribir algo, en los últimos meses, pero entre una y otra cosa, al final no he encontrado el momento de tranquilidad para redactar algo medianamente sensato, o cuando menos, sosegadamente escrito. Sin embargo, leyendo el diario El País de ayer, y los correos de algunos colegas escritos "a propósito de", no puedo dejar pasar la ocasión para reflexionar sobre lo que se está viviendo fuera y dentro de las universidades españolas en estos momentos de cambios, ante la inminente llegada del horizonte 2010.
Este sábado 7 de junio, una entrevista a dos páginas a Cristina Garmendia, nueva Ministra de Ciencia, Innovación y Tecnología, no parece haber ayudado a calmar los ánimos en algunos sectores del mundo universitario, que vive con cierta inquietud los cambios que se avecinan. El titular de la entrevista (Los apuntes van a desaparecer) oculta mucho más de lo que la entrevista ofrece, aunque sin duda cumple con el objetivo de un buen titular: captar la atención del lector. Y créanme que en mi caso lo consiguió. Y a juzgar por los más de 300 comentarios volcados en la página web de El País, a propósito de esta entrevista, creo que también supo captar la atención de otros lectores. Comentarios que, por otra parte, versan sobre los tópicos habituales en cualquier noticia que, sobre las universidades españolas (particularmente sobre las públicas), aparezaca sobre un diario.
En lo que a mí respecta, lo que más me preocupa no es que desde dentro de las universidades se quejen los inmovilistas de siempre (esto es, los que prefieren que nada cambie, menos su sueldo, que debe experimentar un constante crecimiento, y si es por encima del IPC, mejor aún), sino que desde fuera de las universidades se aproveche el debate para continuar arremetiendo contra el sistema universitario español. Ya vivimos una etapa muy dura con la puesta en marcha de la LOU, en 2001, cuando el profesorado universitario fue tratado de endogámico para abajo, como para pasar ahora por lo mismo, en esta ocasión con la defensa de las titulaciones que, desde hace unos años, experimentan una considerable pérdida de estudiantes en sus aulas. La excusa, en cualquier caso, no puede ser la desaparición de enseñanzas que cuentan con una larga tradición, no ya sólo en España, sino en cualquier nación de nuestro entorno. Sin duda, se avecinan tiempos apasionantes. Esperemos que la pasión no nos evite pensar con claridad. Mientras tanto, los nostálgicos por los apuntes podrán mirar los tiempos de Fray Luis de León, cuando tomar los apuntes dictados por el profesor, fuesen los que fuesen, era mucho más que una necesidad.
En lo que a mí respecta, lo que más me preocupa no es que desde dentro de las universidades se quejen los inmovilistas de siempre (esto es, los que prefieren que nada cambie, menos su sueldo, que debe experimentar un constante crecimiento, y si es por encima del IPC, mejor aún), sino que desde fuera de las universidades se aproveche el debate para continuar arremetiendo contra el sistema universitario español. Ya vivimos una etapa muy dura con la puesta en marcha de la LOU, en 2001, cuando el profesorado universitario fue tratado de endogámico para abajo, como para pasar ahora por lo mismo, en esta ocasión con la defensa de las titulaciones que, desde hace unos años, experimentan una considerable pérdida de estudiantes en sus aulas. La excusa, en cualquier caso, no puede ser la desaparición de enseñanzas que cuentan con una larga tradición, no ya sólo en España, sino en cualquier nación de nuestro entorno. Sin duda, se avecinan tiempos apasionantes. Esperemos que la pasión no nos evite pensar con claridad. Mientras tanto, los nostálgicos por los apuntes podrán mirar los tiempos de Fray Luis de León, cuando tomar los apuntes dictados por el profesor, fuesen los que fuesen, era mucho más que una necesidad.
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