domingo, febrero 26, 2006

Panem et circenses

Sí, ya sé que utilizo mucho las alocuciones latinas, pero debe ser por deformación profesional (professio- nalis deformatio) o porque la lengua de Cicerón nos ofrece una mayor economía en el uso del lenguaje. Y es que, si queremos resumir en tres palabras lo que estamos viviendo en estas fechas los canarios, podríamos utilizar "Carnaval te quiero" o, incluso reduciéndolo a dos, "Carnaval, Carnaval...", que es lo canta el personal, enfundado en sus mejores galas, por las calles de las ciudades y pueblos de nuestra geografía. Pero hay que reconocer que ninguna de ellas resume mejor lo que estamos viviendo en estos días que la expresión Panem et Circenses! del certero Juvenal.

Conste a los que lean esto que me considero un carnavalero en la reserva pasiva, a falta de que mis hijas algún día, cuando crezcan, me animen a volver a incorporarme a filas. Antaño, disfruté bastante de aquellas fiestas que el dictador Franco prohibió durante décadas, cuando a finales de los años setenta volvieron a recuperarse en Las Palmas de Gran Canaria. Primero asistía a los concursos de murgas y cabalgatas como simple público (era muy pequeño aún para que mis padres me dejaran salir de marcha), pero a comienzos de los ochenta ya tuve la venia para poder ir a las verbenas con los amigos del Instituto Tomás Morales.

Pero aquellos carnavales poco, o casi nada, se parecen a los actuales. Se han convertido en un producto más, al servicio de los operadores turísticos para captar la atención de sus potenciales clientes, y son una excusa más del político municipal de turno para promocionar su gestión. En el caso de Las Palmas de Gran Canaria, el presupuesto que se destina al Carnaval ha ido aumentando de forma proporcional al deterioro de la fiesta. Cada vez son más los ciudadanos que se lamentan de que los carnavales son menos populares y festivos, y que están encaminados a la publicidad exterior o a la simple captación de dinero por la explotación de los chiringuitos y terrazas exclusivas (cuya superficie se ha visto notablemente incrementada desde los mandatos PoPulares de Soria y Luzardo). De lo que piensan los vecinos que viven en el entorno del Parque Santa Catalina, mejor no hablar, sobre todo cuando ya lo hecho por ellos el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.
En cualquier caso, es gratificante contemplar cómo ayer por la tarde 200.000 personas salieron a la calle para participar en la Cabalgata de Carnaval y que, pasadas las once de la noche, las carrozas aún continuaban desfilando por las principales calles de la ciudad. El día que una cifra similar de ciudadanos salga a la calle para reclamar a sus dirigentes políticos lo que les pertenece, creo que nuestros representantes comenzarán a tener en cuenta lo que piensan de ellos sus representados (o sea, nosotros). No sé por qué, quizá por esa deformación profesional mía, me vienen a la mente aquellas palabras de Juvenal, que puestas en su contexto original, recuperan su plena vigencia: "Desde hace tiempo -exactamente desde que no tenemos a quien vender el voto- este pueblo ha perdido el interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos en el Circo" (Sat., X, 76-80).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy Orlando, Manolo. La verdad es que estoy totalmente de acuerdo....por una parte el negocio de las terrazas ha matado el ambiente carnavalero...claro que te lo dice uno que tuvo varios años su bochinche (chiringuito si quieres). Y es que, aunque el problema del parque blanco y la ubicación del carnaval es un problema a solucionar, si que no es menos cierto que al privatizarse aun más los mismos no se ha solucionado nada de lo que se pretendia (sería la solución a las peleas y otros follones,decían muchos...) yo lo único que veo es que cada vez más sale menos gente disfrazada excepto el lunes que parece resistirse. Yo recuerdo que antes si salías sin disfraz te sentías raro...ahora quitando el lunes parece que el raro es el disfrazado. Lo de la distracción y el pasotismo de la gente con respecto a la poítica es un tema que por si mismo merece un articulo....¿por qué la gente está pasando tanto?¿es un pasotismo creado de forma interesada o simplemente un maná del cielo que los políticos se han encontrado y aprovechan?....¿como implicar más a la gente?. Porque por desgracia creo que el carnaval sólo constituye una prueba más de ese pasotismo

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo; no obstante no olvidemos tampoco a la violencia gratuita a cargo de descerebrados que cada vez más es una componente de este desgraciado carnaval; puede que por otra parte la fiesta no sea más que la oportunidad de mostrar y de
de-mostrar con mayor impunidad lo que se cuece en esta sociedad y en esta juventud de ragettones, gorras beisboleras (para lo úinoco que se suele utilizar la cabeza) y demás elementos subculturales de importación. Panen et Circenses pero con acento "changa".

Anónimo dijo...

best regards, nice info
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