sábado, marzo 11, 2006

El coronel sí tiene quien le escriba

Contaba Fabián Estapé en sus Memorias, publicadas por editorial Planeta hace unos años, que en diciembre de 1969, al mes de haber sido designado rector de la Universidad de Barcelona, fue recibido en audiencia por el dictador Franco (bueno, él decía “el general Franco”). Después de hacerle esperar un buen rato, el de Ferrol le recibió y le lanzó la siguiente pregunta: “¿Qué tal va esa universidad?”. La respuesta de Estapé, con la agilidad de ideas que siempre le caracterizó fue, más o menos, la siguiente: “Muy sencillo, tiene que existir el problema universitario porque, en un símil militar, la universidad es un regimiento de coroneles mandado por un coronel, y todos los demás saben que su periodo de mando es breve, limitado y que el que manda será mandado. No sé si esta organización sería buena para el ejército”. La respuesta de Franco, como era de esperar, fue categórica: “No. Padecería la disciplina”.
Viene esto a colación de que “el coronel” que ha regido los destinos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en los últimos ocho años (después de cuatro años como vicerrector en el mandato de Rubio Royo), ha tomado la decisión de lanzarse al ruedo político y postularse como candidato a encabezar la lista de Coalición Canaria, por la circunscripción de Gran Canaria, en las elecciones autonómicas que se preven para la primavera del próximo año. Hasta aquí nada que objetar. A diferencia de otros rectores, que después de desempeñar sus altas funciones, regresan a sus tareas docentes e investigadoras, siempre tan reconfortantes para quienes tenemos la suerte de trabajar en lo que nos gusta, Manuel Lobo ha preferido obviar la posibilidad de “ser mandado por otros coroneles”, que diría Estapé, e intentar promocionar, ni más, ni menos, que al cargo de Presidente del Gobierno de Canarias. Siempre y cuando, huelga decirlo, su partido gane las elecciones y las luchas internas de la formación no coloquen a otro candidato en vez de a él.
Considero que no es una sabia decisión, habida cuenta de cómo está el panorama en el partido político al que pretende incorporarse, pero en cualquier caso es una decisión que todos los universitarios debemos respetar, sea cual sea nuestra orientación política o la opinión que tengamos de la labor que Lobo ha realizado en los ocho años de gobierno al frente de la ULPGC. Ahora bien, una decisión personal de este tipo no debe afectar, ni mucho menos interferir, en el normal funcionamiento de la universidad. La ULPGC, que nació gracias al esfuerzo colectivo de la ciudadanía de la provincia de Las Palmas, frente a la oposición cerril del vivero ideológico de ATI y de una parte de la ciudadanía tinerfeña, debe mantenerse al margen de las luchas políticas. Ha costado mucho esfuerzo sacarla adelante para que ahora, por mor de las legítimas aspiraciones políticas de su segundo rector, la institución pueda verse dañada en el transcurso de lo que ya es, de facto, el inicio de la precampaña política de las elecciones autonómicas de 2007 que, según parece, se presentan muy reñidas. Por tanto, procede que se convoquen elecciones a rector cuanto antes, máxime si tenemos en cuenta que las últimas se produjeron hace ya cuatro años.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Es de tan puro evidente el diagnóstico que casi huelgan los comentarios.
La universidad no debe ser utilizada ni monopolizada como plataforma partidista y menos en una campaña electoral.
Dado el caso, no sería de extrañar (ni de reprochar en pura equidad) que en consecuencia otras opciones políticas irrumpan en el campo universitario.
Saludos
Juan

Anónimo dijo...

El problema no es tanto de que la política entre en la Universidad, cuanto que los cargos académicos respondan a criterios partidistas.
En el caso que nos propone este comentario, llama a sospecha el hecho de que el rector se comportó como representante del Gobierno de Canarias (presidido por Coalición Canaria partido del que se ha confesado militante)el la pasada huelga del profesorado. Nunca actuó como representante de la Universidad ante el Gobierno sino al revés.
Ése es para mí el problema. Se puede ser político (e incluso estar afiliado a un partido político)y ocupar un rectorado, lo que no se puede es usar ese puesto para seguir la política de un partido.

Anónimo dijo...

Precisamente lo que plantea el comunicante anterior es de lo que se trata. La política es una actividad normal, legítima y democrática. Lo que ya no parece muy asumible es la pretensión de teñir en la práctica a la institución de un determinado color, identificando persona, opción política e institución y poniendo a esta al servicio de un determinado interés partidista particular. A eso me refería.
Juan

Anónimo dijo...

hasta mucho estaba tardando, esto se escuchaba desde hacia tiempo y era más una realidad por confirmar que una posibilidad....pero bueno, allá él. La universidad debe ser un punto crítico independiente de cualquier tendencia partidista....y con él no lo ha sido, no estoy criticando su labor, que eso sería harina de otro costal, sino la actitud con que la ha hecho

Anónimo dijo...

La política está dentro de todas las universidades. Y los rectores y vicerectores son políticos académicos. Otra cosa es que no gusten las afiliaciones de los rectores y vicerectores. Manuel Lobo se va a caer con todo el equipo en las elecciones generales porque su partido ha llegado a una cuota tan importante de impopularidad y de sospecha, que sus contactos y sus encantos no van a ser suficientes para remontar el negro panorama.
Tampoco su colega José Miguel Pérez parece ser una buena alternativa. Así que Gran Canaria seguirá siendo gobernada desde Tenerife y a Manuel Lobo lo pondrán de consejero de algo si vuelve a ganar ATI. Si es listo, evitará que sea de Educación, Cultura y Deportes.