sábado, junio 03, 2006

Comparaciones odiosas

Leía hace unos días en el blog de un colega de mi Universidad sus vivencias en una reciente visita al Silicon Valley, y en particular la grata impresión que le causó su visita a la Universidad de Stanford. Como no bastaba sólo con glosar las excelencias de esta universidad norteamericana, no se le ocurrió mejor cosa que comparar la situación de una de las mejores research universities de Estados Unidos (y por extensión del mundo) con las universidades "de por aquí", particularmente con la suya, que también es la mía. La verdad es que hablar de la calidad de las universidades en Canarias viene a ser como nombrar la soga en casa del ahorcado, ya que después de quince años de gobierno de Coalición Canaria, la situación no puede ser más dramática. Mientras las universidades españolas marchan, con pasos titubeantes, hacia la convergencia europea, las dos universidades públicas que existen en la Comunidad Autónoma de Canarias se alejan cada vez más de la convergencia con las universidades de su propio país. Dicho en pocas palabras, para que lo entienda cualquiera que lea estas líneas: las universidades canarias están a la cola del sistema universitario español.
Y no es porque lo diga yo, sino porque así lo viene diciendo, desde hace ya unos años el ranking universitario del diario El Mundo, que el pasado mes de mayo, con su puntualidad habitual desde hace cuatro años, ha publicado el ranking de las mejores titulaciones del territorio español y el ranking de las mejores universidades, tanto públicas como privadas, para el próximo curso 2006-2007. Un vistazo al ranking de las universidades públicas permite comprobar que la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria aparece en el puesto nº43 de 44, mientras que la Universidad de La Laguna ni siquiera aparece (me imagino que debido a que sus responsables han decidido no facilitar más datos al diario madrileño, vistos los resultados de ediciones anteriores). Es lamentable que estos resultados sean leídos a lo largo y ancho de España y que a nadie se le caiga la cara de vergüenza por estos lares. Mientras tanto, los escasos recursos económicos se invierten en iniciativas como el Campus de la Excelencia, escrito con E de estupidez.
Me imagino que habrá quienes afirmen que el ranking de El Mundo no tiene ningún rigor (por cierto, es el único ranking universitario español que aparece incluido en el Informe CYD 2005, titulado La contribución de las universidades españolas al desarrollo). Quienes estén tentados de esgrimir semejantes argumentos, deberían echar un vistazo al informe de la ANECA donde se recogen las universidades españolas que han obtenido más menciones de calidad para sus programas de doctorado. Podrán comprobar que las que aparecen en cabeza en este particular ranking son las mismas que encabezan el de El Mundo. Por no hablar aquí de los datos que recogía un reciente artículo publicado en Scientometrics, dedicado al análisis de la investigación que se realiza en España. Aquí, una vez más, las universidades canarias están a la cola del sistema universitario español (sobre el tema recomiendo leer el artículo que publicó Teresa González de la Fe en CanariasAhora, también disponible en el blog Ethica more cybernetica).
Ya va siendo hora de que l@s canari@s pidamos cuentas a quienes han estado gobernando nuestras islas durante tres largos lustros. Con las cosas de comer no se juega, y la Educación (desde la primaria hasta la universitaria) es el alimento de los pueblos que aspiran a progresar. En materia de Educación e I+D+i, Canarias está pasando hambre desde hace mucho tiempo. Ya va siendo hora de que las cosas cambien de una vez por todas. Nos jugamos no sólo el futuro laboral de la próxima generación, en un entorno tan competitivo como es el inminente Espacio Europeo de Enseñanza Superior. Nos jugamos incluso el futuro de nuestras universidades.

6 comentarios:

Pato dijo...

Pero de quienes depende el mejor resultado o la mejor gestión que pueda tener una universidad ene Canarias: de las autoridades locales, de las autoridades universitarias. Lo pregunto ya que si bien la gestión es un problema de todos los actores universitarios, siempre hay más protagonismo en las responsabilidades, y me gustaría saber que tipo de deficiencias son las que personalmente tu observas en dichos establecimientos. Acá en chile ocurre lo mismo perr muchas veces esos rankings no son muy confiables atribuyendonos tanto ventajas como desventajas que muchas veces no existen.

saludos, lo invito a que enriquesca mi blog con sus comentarios

Manuel Ramírez Sánchez dijo...

En efecto, Patricio, el éxito de una institución universitaria depende, en gran medida, del buen hacer de todos los actores universitarios (rector, responsables académcios, profesorado, personal administrtaivo y estudiantes), pero cuando de hablar de fracasos se trata, lo más fácil no es responsabilizar únicamente a la propia Universidad. En España, el concepto de autonomía universitaria es muy ambiguo, ya que aunque las universidades poseen un margen de maniobra bastante amplio, sus decisiones están supeditadas por el Goberno, que es quien las financia. En España, que se rige por el llamado Estado de las Autonomías (esto es, un estado federal en la práctica), son las Comunidades Autónomas las que financian las universidades de su propio territorio. En Canarias se han financiado mal, pero sobre todo, se ha producido una injerencia política en el gobierno de las universidades que a los universitarios nos parece inaceptable. El caso extremo es el de nuestro rector, candidato in pectore para las elecciones de la primavera de 2007 por el partido "nacionalista" que gobierna Canarias desde hace 15 años. Sin dejar el cargo, que no piensa abandonar hasta que el cuerpo se lo pida, asiste a mítines (y no sólo como simple espectador), inauguraciones de lo que sea y a todo lo que le asegure una foto en la prensa. Y desde el año pasado, varios vicerrectores de su equipo han abandonado sus cargos en la Universidad para incorporarse al Ejecutivo autonómico, con cargos políticos de primer y segundo rango. Sin duda, una muestra palpable de que algunos "actores" universitarios están desempeñando varios papeles a la vez. Podría seguir poniéndote más ejemplos, tanto o más elocuentes que estos, pero no me voy a extender más.
Respecto a los rankings, se trata de algo en efecto discutible. Pero cuando los criterios se afinan y puedes cruzar la información de diferentes rankings (que es lo que he intentado hacer yo en mi post), percibes que el ranking de El Mundo, por criticable que sea, no va muy desencaminado de la realidad. Aunque me duela decirlo como canario que soy, hay que afrontar la realidad. Sólo así podremos mejorar.
Prometo participar en tu blog!!

Anónimo dijo...

Estimado Suetonio,

El análisis de las técnicas de elaboración de los rankings y un examen a la bibliografía sobre el valor intrínseco de estos,más allá de ordenar a las universidades, pone enseguida de manifiesto que hay que ser muy prudente con el valor que se le puede dar a los mismos. De hecho, lo razonable es no considerarlos muy en serio, especialmente si se comparan realidades distantes (e.g. Stanford y la ULPGC). Cuidado, pues con los rankings, que los carga el diablo: dame una universidad, cualquiera, y te hago un ranking en la que salga bonita. Te asombraría saber el rigor con que El Mundo mide algunos de los indicadores que sirven para elaborar sus clasificaciones de universidades.

Pero no es esta la cuestión a la primordialmente me quería referir sino a otra.

Es un recurso muy solicitado señalar al enemigo exterior (sea este el Gobierno Central o el Autonómico) como el culpable de nuestros males y miserias. Cuestión esta particularmente pertinente en el caso de las universidades españolas, en las que el lamento por el maltrato a la que se ven sometidas es universal: se quejan de la escasa financiación, de la indiferencia de la sociedad, del poco valor que dan al profesor universitario, de la poca sensibilidad respecto a sus producciones, etc. Y sin pretender decir que esto no sea verdad, sí afirmo que no es toda la verdad. Es un diagnostico unánime de aquellos dedicados al estudio del sistema universitario español, que uno de sus grandes déficits es su sistema y modos de autogobierno. Sus estructuras son inadecuadas; los rectores son a menudos reos de los compromisos, descaradamente gremialistas, de los estamentos que lo eligen; los cargos designados o electos carecen con frecuencia de formación como gestores; en los órganos colegiados (aquellos responsables por ejemplo de algo tan dramáticamente importante como es la elaboración de los planes de estudios) priman los intereses corporativos sobre el interés general de la sociedad a la que se deben; etc. Ahí hay una enorme responsabilidad de la comunidad universitaria que no se puede ignorar si se quiere analizar la situación con un mínimo de rigor. En esta línea argumental estoy más cerca de las posiciones de Patricio.

Pero no todas las universidades son iguales. En particular es cuestión de evidencia, que no de opinión, que la ULPGC, partiendo de donde partía, ha remontado enormemente en muchos aspectos. No es, según alguna evaluación institucional propiciada por la OCDE, un ejemplo de mala gestión sino de relativo éxito. Baste recordar aquí como botón de muestra la posición destacada que en muy pocos años ha alcanzado en el campo de la enseñanza no presencial y en la utilización de las TIC en la docencia en general. Sin duda queda un gran camino por recorrer pero es verdad que el camino ya recorrido no es baladí.

Haces otras afirmaciones, Suetonio, que son en mi opinión injustas. Dices que en educación “Canarias está pasando hambre desde hace mucho tiempo”. No sé que entiendes por pasar hambre en educación. Yo sí se lo que era Canarias en educación hace tan solo 20 años: los índices de analfabetismo de la población canaria se encontraban entre los más altos de España, y ni mucho menos todos los niños y niñas canarios tenían garantizado un puesto escolar. Eso era pasar hambre. Hoy por el contrario el discurso es el de la calidad en la educación: se hace frente a incrementos demográficos sin precedentes (que hace materialmente imposible a veces la planificación); se afronta el complejo y apasionante reto de la diversidad en las aulas; se atienden cada vez más necesidades educativas especiales, etc…


Una penúltima reflexión sobre las injerencias políticas del gobierno en las universidades a la que no he podido resistirme (aunque lo he intentado). ¿Por qué, Suetonio, se ve como un desdoro que un profesor/a universitario sea llamado a desempeñar responsabilidades de gobierno? ¿Por qué esto es ofensivo en unos casos y no en otros? Todos, todos los Gobiernos de Canarias han contado entre sus miembros al primerísimo nivel, y al segundo y en otros, con profesores universitarios. Pero no hace falta irse tan lejos: la anterior Ministra de Educación, la anterior de la anterior, la actual, el anterior Secretario de Estado de Universidades, el actual, los Directores Generales de Universidades (anterior y actual), ministros varios del actual gobierno, etc. Si para nadie es piedra de escándalo que un profesor pase de Rector a Secretario de Estado de Universidades en el Gobierno Nacional por qué lo es aquí que un vicerrector pase a ser responsable de un departamento de una Consejería? Yo no considero mal que cualquier ciudadano sea requerido a desempeñar un puesto de responsabilidad en un gobierno democrático, y por tanto tampoco, si este es un profesor o profesora de universidad.

Termino. No son justas ni razonables las comparaciones o los rankings, sin alusiones al contexto, o a la historia inmediata de la región de la que estamos hablando y a la intrahistoria de la propia institución, aquella alusiva al reparto de las responsabilidades en el autogobierno que, en el caso de la universidad tiene un nombre muy usado y con frecuencia mal utilizado: autonomía universitaria.

Cordialmente,

Alpispa

Manuel Ramírez Sánchez dijo...

Es un placer volver a leer tus comentarios, Alpispa. Veo que hay muchas cosas que has leído que no coinciden con tu percepción de la realidad. En cualquier caso, mis planteamientos sólo han pretendido mostrar las cosas tal como ya las veo. Respecto a los rankings, soy bastante crítico ante ellos (sobre todo cuando los he revisado con detenimiento), pero en esta caso, lo singular es que son el mismo grupo de universidades las que aparecen en los puestos de cabeza (y de cola), en el ranking de El Mundo y las que aparecen en las menciones de calidad de los doctorados, o en el artículo de Scientometrics. Tantas coincidencias no son fruto de la casualidad ni del capricho de nadie. Y deberían servir como indicador de alarma ante tanto autobombo y mensaje publicitario en la prensa sobre lo chachi que lo estamos haciendo.
El hambre que pasanmos en Canarias es, en algunos casos, más que eso: inanición. Estamos a punto de acabar la primera quincena de junio y la Dirección General de Universidades e Investigación aún no ha publicado en el Boletín Oficial qué proyectos de investigación han sido beneficiados con financiación ¡¡¡para empezar el 1 de enero de este año!!. Otro tanto sucede con las becas de estancias en otros centros para el personal docente e investigador de Canarias (por cierto, cada vez más escasas en su cuantía económica). Este año, como ya viene siendo habitual desde hace tiempo, saldrá publicada la convocatoria ¡¡para viajar este año!! cuando estemos de vacaciones. Y no te digo cuándo saldrá la resolución con las becas concedidas y denegadas (allá por diciembre, con suerte). ¿Tu crees que esto es serio? ¿Crees que es normal? ¿Sucede en otras Comunidades Autónomas?
Por último, pero no en último lugar, no creo que sea malo que un universitario dé el salto a la política (sobre todo en Canarias, donde nos gobierna tant@ analfabet@ funcional). Lo que muchos universitarios no vemos con buenos ojos es la situación de vasos comunicantes entre Coalición Canaria y el Rectorado de la ULPGC (en la ULL la operación les salió fallida, y ahora andan en la fase de acoso y derribo de sus representantes legalmente elegidos). Las universidades no deben vivir a espaldas de su realidad social, política y económica, pero eso no significa que se conviertan en el vivero, laboratorio experimental o franquicia del partido de turno (en este caso, de Coalición Canaria, que lleva 15 años en el poder y aspira a seguir más tiempo). De lo contrario, los profesores, estudiantes, y personal de administración y servicios, no sabremos si el rector, el gerente y nuestros vicerrectores son nuestros representantes ante el Gobierno, o si son los representantes del Gobierno ante nosotros. Está claro ¿no?

Anónimo dijo...

Has centrado el problema muy bien, Suetonio, pues esa es la cuestión: ¿a quién han de obedecer los rectores? ¿al servicio de qué o quiénes están?

Lo normal es que si las financia la sociedad canaria, a través de los representantes legítimamente elegidos, haya que dar cuenta de esa financiación y que la sociedad tenga algo que decir al respecto. La universidad, especialmente la de La Laguna, tiende a considerar la autonomía como 'dame lo que te pido y déjame tranquila'. Y los problemas de la ULL no son con el dinero. Mañana el Gobierno pone el dinero y los problemas importantes de la ULL, la calidad, la cultura, el liderazgo, la motivación, etc., siguen ahí.

Yo estoy de acuerdo con tu post en que la calidad de las universidades canarias, la midas como la midas, es preocupante. Pero estoy muy de acuerdo con las matizaciones que te ha hecho Alpispa.

Anónimo dijo...

Best regards from NY!
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